Un libro que leí: Florecer lejos de casa
Me enteré de la presentación de este libro aquí en Buenos Aires por Facebook, Hensli, a quien recuerdo como músico de Autopista Sur, compartió el volante anunciando que venía a este evento.
El libro está compuesto por 14 relatos en distintos géneros, para los que les guste la poesía está el texto de Paola Soto, para los más científicos, está el texto de Tamara Taraciuk Broner, quien es argentina pero nació en Venezuela. Ella trabaja en Human Right Watch y cubre el caso venezolano desde hace 10 años, cuando aún no salíamos en los medios y Chávez aún era un personaje gracioso para el resto del mundo.
Honestamente digo que retrasé mucho la lectura de este libro porque con cada capítulo terminaba llorando, por cosas de la vida lo terminé de leer el día que cumplí 3 años que salí de Venezuela.
Lo pueden descargar gratuitamente en español aquí.
Lo que yo pueda decir de este libro no será suficiente, así que comparto con ustedes algunas de las frases que más me gustaron:
Del relato de Salvador Passalacqua, quien está en Colombia:
“La esperanza florece en nuestros marchitos campos torácicos. La esperanza de haber escapado del infierno para que el infierno algún día escape de nosotros.”
Del relato de Carolina Acosta-Alzuru, quien está en Estados Unidos:
“Todos queremos regresar a un país que ya no existe y que, por lo tanto, tendremos que construir. Ya no será el mismo. Ya no somos los mismos. Pero todos queremos caminar sobre el Cruz Diez del aeropuerto como turistas que saben que siempre pueden regresar a casa”.
Del relato de Gisela Kosak Rovero, quien está en México:
“la historia de los grandes desplazamientos humanos es cruel; los venezolanos y los sirios somos vistos con lástima y escepticismo en iguales dosis. No fuimos capaces de arreglar los asuntos de nuestro país por ninguna vía pacífica o armada y entonces ponemos las esperanzas en una tierra que nadie nos ha prometido”
Del relato de Manuel Llorens, quien está en Bolivia:
“La libertad se convirtió en un tema doloroso: los costos que exige, las distintas maneras de ejercerla, lo fácil que puede desaparecer un día, sin avisar. Hay formas de libertad seguramente más sofisticadas que una cerveza fría en una playa caribeña. Pero todo aquel que haya nacido en Venezuela tiene ese registro tropical, esa particular, si quieren superficial, manera de ser libre”.
Del relato de Paola Soto, quien está en Argentina:
“Mi generación creció viendo la generación del deterioro y creyendo que era normal. Según los adultos, esta actualidad venezolana no tiene precedentes, pero para nosotros no hay punto de comparación y eso hace que entre su realidad y la nuestra haya una brecha palpable”
Del relato de Héctor Torres, quien valientemente sigue en Venezuela:
«El sentimiento de pérdida que producen las despedidas es, de hecho, una de las formas de duelo. Nos despedimos sin saber si los volveremos a ver».
Este libro sirve para aproximarse al caso de Venezuela desde una perspectiva más real, y la que más duele, la de los ciudadanos que la padecen y que deben dejar todo atrás para poder sobrevivir.
No importa que lloren, léanlo.
🤗¡Gracias por llegar hasta aquí!
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